EL PERFIL DEL VICTIMARIO VIAL
Hace unos días Laura Gómez nos comentaba en su artículo “La víctima vial”[1], entre otras cosas, las cifras de la siniestralidad vial en España, cifras abrumadoras y elevadas, que hacen pensar en la intervención directa en ellas, tanto en la víctima como en el victimario, razón éste del presente artículo, pero ¿existe un perfil de victimario típico?.
A lo largo del artículo voy a intentar responder a ésta pregunta, diferenciando en dos tipos de perfiles, que a su vez pueden ser compatibles entre ellos, abarcando tanto las conductas incívicas al volante sancionadas con infracciones administrativas, al que llamaremos “Perfil del Conductor Agresivo” y las acciones al volante que sí causan infracciones penales, “Perfil del delincuente Vial”. Pero hay que tener en cuenta lo que en su día estableció Gunter Kaiser, “que en el tráfico viario todo conductor está próximo a la situación delictiva, cualquiera es un delincuente potencial; la línea entre delito o no, es muy próxima, la cual se puede cruzar en cualquier instante”.
La diferenciación de tipologías de conductores no es nueva, y según la literatura científica podemos destacar las siguientes:
- Larson, J.A. (1996) planteó perfiles tipo "el veloz, el competitivo, el pasivo agresivo, el narcisista y el vigilante".
- Maiuri, R. (1998) en el mismo estilo que Larson, habló de "el competidor territorial y el hostil competidor".
- Galovski, T.E., Malta, L.S. y Blanchard, E.B. (2002) afirman que sus análisis cuantitativos revelan dos estilos básicos de conducción mal adaptativa:
- Conductores que son agresivos, hostiles y opositores a otros conductores, a obstáculos del tránsito o las leyes de seguridad vial.
- Conductores que son imprudentes, competitivos y siempre van a la búsqueda de nuevas sensaciones.
PERFIL DEL CONDUCTOR AGRESIVO:
Para definir el perfil del conductor agresivo hay que saber primero que es la agresividad en la conducción, que en palabras de Rodney Slater la define como: “una combinación de acciones de conducción insegura y conducción ilegal que demuestran una desatención por la seguridad”. Siendo la teoría que más puede encajar en este tipo de conductas al volante la de la “teoría de la Agresión”; que en ella pueden distinguirse dos grandes enfoques en las teorías formuladas para explicar la conducta agresiva:
1. las que fijan su origen en los impulsos puramente internos y que aparecen en el individuo desde su nacimiento.
2. Y las que lo sitúan en los ambientes que rodean al individuo, y que la conciben como una reacción de salida frente a determinadas situaciones ambientales.
Sobre esta base actúan, como elementos originadores y/o potenciadores, además de la frustración, la cólera y la ira, otros estados emocionales, como la activación emocional o el estado cognitivo (Clemente Díaz & Espinosa Breen, 2001).
El Dr. Vicente Garrido Genovés afirma que el perfil de los conductores agresivos se corresponde mucho con la personalidad del delincuente reincidente, y se caracterizan por tener un “ego inflado”, por “amar el riesgo y la transgresión de las normas”, por no adaptarse la conducción a las circunstancias que requieren la vía por la que circulan y personas que acumulan gran cantidad de sanciones. Además, estos conductores perciben las faltas o errores de los otros conductores como intencionados, tomándoselo como algo personal y sobre todo piensan que quieren perjudicarles.
El conductor agresivo es una persona que encuentra en el acto de conducir una manera de expresarse, despreciando el interés de los otros y afirmándose, pero sintiéndose especial en todos los contextos y no solo en el vehículo.
Desde otra perspectiva, las investigaciones ofrecen precisas descripciones del prototipo de conductor peligroso. Sería aquel individuo que manifiesta tendencias antisociales y violentas, desajustado e incontrolado en sus comportamientos, con un escaso nivel de eficacia y de control personal, y que, en consecuencia, es incapaz de reaccionar adecuadamente frente al estrés emocional intenso. Estas personas buscan encontrar formas alternativas, pero inadecuadas, de responder a sus sentimientos hostiles subyacentes, recurriendo al alcohol o al vehículo, con la expectativa de reducir su ansiedad, intentando incrementar así su sentimiento de eficacia y su superioridad frente a los demás. Todo ello les lleva a aumentar su nivel habitual de agresividad, dando lugar a estilos de conducción violenta, competitiva, arriesgada, temeraria, que busca sensaciones nuevas e intensas y que por tanto les convierte en individuos de alto riesgo.
Los comportamientos agresivos de los conductores tienen orígenes mucho más profundos de lo que en un principio pudiera pensarse. Se podría decir que las causas de la conducción agresiva son muy complejas. A la hora de explicar el origen de las conductas agresivas generales y las que se manifiestan en la conducción, los científicos han distinguido entre:
- Las causas endógenas propias de la persona, causas de profunda raíz personal como trastornos del estrés que pueda llevar a juicio sesgado, y,
- Las exógenas, procedentes del ambiente, la situación y la sociedad.
Por lo anteriormente expuesto, podemos decir que por las causas endógenas de las personas, el perfil del conductor agresivo responde al siguiente patrón:
- Es un varón.
- Soltero.
- Con edad entre los 18 y 30 años.
- Con poca experiencia al volante, creyéndose que posee excelentes dotes para el control de su vehículo.
- Sin control de sus emociones o impulsos:
- Se irrita con facilidad.
- Da salida a su frustración al volante.
- Y suele estar enfadado, posiblemente por la propia situación del tráfico.
Y como causas exógenas podemos citar que:
- Suelen viajar solos.
- Este sujeto suele conducir vehículos deportivos o de gran potencia o motocicletas y el color de éstos suele ser oscuro.
- En situación del tráfico, le confiere cierto anonimato y/o posibilidad clara de escape.
- Se ve obstruido por inexplicables e inesperadas congestiones del tráfico.
Otra característica importante es la velocidad, según Roberto Duran (psicólogo especialista en tráfico) tienden más correr los conductores con falta de experiencia, las personas con baja percepción del riesgo y finalmente los emocionalmente inestables; como vemos todas estas personas encajan perfectamente en el perfil del conductor agresivo, ya que todos ellos suelen circular a velocidad excesiva por las vías.
PERFIL DEL DELINCUENTE VIAL:
Dando un paso más en las conductas agresivas al volante, nos encontramos a los conductores que infringen la norma penal. Dicho esto, lo bueno que tenemos para dibujar un patrón delictivo es que contamos con infinidad de datos estadísticos para ello. Podríamos afirmar que el perfil del delincuente vial corresponde a los siguientes datos sociodemográficos:
- Son mayoritariamente HOMBRES.
- Solteros.
- De 22 a 35 años. (Aunque algunos estudios recientes dan otro intervalo de edad, de 35 a 45 años).
- Con una antigüedad del permiso de conducción de más de 5 años.
- Estudios inferiores a los universitarios.
- Siendo las infracciones que más cometen:
- la de circular sin permiso de conducción.
- y, conducir con una tasa de alcohol superior a la establecida.
Y basándonos en la literatura científica podríamos establecer que hay tres patrones o perfiles bien diferenciados, que son los siguientes:
PRIMER PERFIL:
- El conductor que tiene problemas con el alcohol o las drogas,
- Que es delincuente ocasional,
- Y no existe correlación entre el delito cometido y su gravedad.
SEGUNDO PERFIL:
- El conductor antisocial (que se suele corresponder con el perfil del conductor agresivo al volante).
- Al que le influyen factores ambientales.
- El entorno es determinante para ese delincuente vial.
TERCER PERFIL:
- el conductor dependiente de un factor situacional.
- Basado en los motivos que le llevan a uno a coger el vehículo, no siendo una conducta habitual en él.
- Se basa más en la probabilidad de que pueda ser denunciado por este hecho.
Entre los principales factores de riesgo asociados a los delitos contra la seguridad vial, cabe destacar el consumo de alcohol y el hecho de no estar en posesión del permiso de conducción. Respecto al alcohol, diversos estudios han constatado que el consumo (y el abuso) de alcohol se hallan estrechamente relacionados con la conducta infractora al volante (Dobson, Brown, Ball, Powers y McFadden, 1999; Donovan, Marlatt y Salzberg, 1983; Wilson y Jonah, 1985). Y en otra investigación nos establecen que las personas solteras, divorciados o viudos tienen una probabilidad más alta de reincidir en la conducción bajo la influencia del alcohol que las personas que están casadas o viven en pareja (C, de Baca et al.;2001; Nochajski y Wieczorek, 2000).
CONCLUSIÓN:
Como hemos podido leer en el presente artículo, sí hay un perfil tipo del victimario vial, con lo que podemos saber en que “grupo de riesgo” tenemos que trabajar para poder prevenir éstas conductas y así intentar disminuir la siniestralidad vial. Donde la agresividad en la conducción es la tónica común de ambos perfiles expuestos, siendo la diferenciación las infracciones cometidas por el conductor antisocial, ya sean administrativas o penales.
NOTA:El presente artículo ha sido publicado originariamente en el Blog de Criminología – Iter Criminis de la Universidad Camilo José Cela, el 27 de Noviembre de 2016.