MICRORRELATO SOBRE EL PEATÓN TECNOLÓGICO: "MI MOVIL Y YO"
Como bien dice Paz Velasco de la Fuente, los Criminólogos somos científicos sociales que, entre otras cosas, tratamos de prevenir el delito y en el caso vial, prevenir la siniestralidad ocasionada por el uso de los vehículos y las actitudes de las vías tanto de los conductores como de los peatones.
Hoy en día, sabemos que el uso del teléfono móvil causa infinidad de siniestros viales, pero poco nos centramos en campañas de prevención del uso del teléfono móvil por parte de los peatones, que ponen en peligro su integridad al ir distraídos con él, causando una desatención visual, auditiva, biomecánica y cognitiva, ya sea viendo el email, whatsapp, facebook, etc, a lo que se llama "El peatón tecnológico".
Y sobre las actitudes y aptitudes os dejo el microrrelato sobre el peatón tecnológico de Pilar Miguel Ramos:
Mi móvil y yo
Era un día normal, como cualquier otro, hice todo mi recorrido mañanero y finalmente cogí el móvil y me dispuse a salir de casa.
Todo esto con tu nombre revoloteando en mi cabeza.
Serian las diez de la mañana y tú ya estabas en Línea, sabiendo que los miércoles no trabajabas y podías dormir hasta la tarde.
Ella era la chica más alucinante que había conocido y realmente me gustaba y quería hacérselo saber.
La calle estaba inquieta, como siempre, era la hora de ir al trabajo y la gente se chocaba una con otra por ir presa de su móvil, de su vicio, al igual que yo.
Quizás si hubiese prestado atención a otra cosa, cualquier cosa que no fuera la pantalla de mi móvil con tu conversación abierta, no me hubiera arrollado ese coche, la chica de mi izquierda no hubiera gritado y a lo largo de unos minutos esas sirenas molestas no hubieran sonado.
Menos mal que no llegue a acabar aquel mensaje, tan preciado pero a la vez tan cutre que tenía pensado enviarte, en el que te explicaba mis sentimientos.
Quizás debería habértelo dicho antes, en persona.
No te culpo de lo que ha pasado, jamás lo haría, me culpo a mi misma por no ser fuerte y por no ser feliz por miedo de no serlo.
Por ocultarme tras una pantalla, que yo pensaba que era segura, pero que al final me acabo matando.
Por no decirte te quiero en persona y utilizar un dispositivo sin sentimientos para hacerlo.
Ahora la pantalla de mi móvil se ha roto en mil pedazos con tu conversación abierta y tú, sigues en línea.