Recensión del libro Criminología del delincuente vial. La generalidad de la desviación en la conducción de vehículos a motor

 

 


Recensión del libro de Alfonso Serrano Maíllo y María Fernanda Realpe Quintero, Criminología del delincuente vial. La generalidad de la desviación en la conducción de vehículos a motor (Edisofer y BdeF, 1.ª edición, Septiembre 2015, 188 páginas, ISBN: 9788415276418). 

José María González González

Director del Observatorio Criminológico de la Seguridad Vial

 


González González, José María. Recensión del libro de Alfonso Serrano Maíllo y María Fernanda Realpe Quintero, Criminología del delincuente vial. La generalidad de la desviación en la conducción de vehículos a motor   (Edisofer y BdeF, 1ª edición, Septiembre 2015, 188 páginas. ISBN: 9788415276418).

Resumen: Se recensiona el reciente libro de Serrano y Realpe Criminología del delincuente vial, en el que se defiende la idea de que los delincuentes viales son versátiles más que especialistas utilizando datos de autoinforme procedentes de varias muestras independientes.

Palabras clave: Delincuencia vial, versatilidad, modelos de clases latentes.

Abstract: The recent book Criminología del delincuente vial, by Serrano and Realpe, is reviewed here. This book defends the idea that traffic offenders are versatile and not specialists using self-reported data from three independent samples.

Keywords: Traffic offenses, versatility, latent class models.

 

Quiero empezar la presente recensión del libro con una frase de Günter Kaiser que establece que “en el tráfico viario todo conductor está próximo a la situación delictiva, cualquiera es un delincuente potencial; la línea entre delito o no, es muy próxima, la cual se puede cruzar en cualquier instante”. No se puede sostener que existan personas completamente invulnerables a las tentaciones delictivas, sean cuales fueren las posibilidades y oportunidades criminales que se le ofrezcan (Bloom, 1996). Estamos hablando de la generalidad o versatilidad del delito, pero bien se sabe que no todo el mundo tiene las mismas probabilidades de cometer un delito contra la seguridad vial y ni siquiera de verse envuelto en un siniestro vial.

 Este es el primer punto de discusión de la monografía, descartando las carreras criminales, los autores siguen la concepción de Klein y Gottfredson y Hirschi[1] para la realización de su investigación, en la que juicio de ellos, la especialización y versatilidad no debería verse como una dicotomía, sino como hipótesis concretas; los criminales son versátiles, en el sentido de que tienden a cometer una amplia gama de hechos delictivos, y muy rara vez a especializarse en un concreto tipo de delito[2]. Siendo la hipótesis a que los delincuentes son versátiles porque tienden a cometer hechos delictivos heterogéneos entre sí a lo largo del tiempo. Volviendo a Kaiser, establece que cualquiera puede incurrir en un delito imprudente, y por regla ahí se terminará su carrera criminal; pero se requiere cierta tendencia criminal para la delincuencia dolosa, y ahí puede aparecer la versatilidad.

Hoy en día la conducción de vehículos a motor es una acción cotidiana de la población, usando este medio de transporte para todo, trabajo, ocio, etc. pero su utilización nos lleva a veces a realizarla de modo negligente o temerario; confiriéndonos un notable componente de sensación de impunidad, derivado de la sensación de poder generada por él[3]. En palabras de Rodríguez Manzanera, afirmaba que el automóvil ha modificado las modalidades de expresión antisocial, pero además ha creado una nueva gama de conductas antisociales, así como una nueva forma de criminalidad[4]. Estamos hablando de una desviación social, entendida esta como violación de reglas normativas, en nuestro caso, las normas que regulan la seguridad vial; ya que la conducción es una interacción social por excelencia. El conductor tiene una interacción clara con su vehículo y con la vía, pero no menos prioritaria con los demás conductores, peatones y no usuarios de las vías próximas, cuyos bienes pueden ser afectados por los siniestros viales. Llegando esta desviación a propiciar comportamientos delictivos. También se ha encontrado una fuerte interrelación entre el delito, la desviación social y el comportamiento de riesgo en el tráfico (Palk, Davey y Freeman, 2007). Ese comportamiento riesgoso en la circulación conllevan un manifiesto desprecio de la integridad, la seguridad o los derechos legítimos de otras personas o una desinhibición y traspaso temerarios de los límites que tales derechos imponen al propio comportamiento[5].

Alfonso Serrano Maíllo y María Fernanda Realpe Quintero quieren demostrar la generalidad de la desviación y a la versatilidad de los delincuentes en la conducción de vehículos a motor a través del estudio de la delincuencia juvenil en Cali (Colombia) y su replicación en la ciudad de Quito-Riobamba (Ecuador) y en España mediante el Estudio CIS número 2997 de 2013.

Destacar el buen acierto que han tenido los autores en no limitarse en el estudio a los conductores con permiso de conducir, sino a la población en general, ya que si se hubiesen ceñido a las personas con posesión del carné la investigación, en parte pudiera haber quedado sesgada.

La recogida de datos para el estudio es por medio de autoinformes, con una naturaleza transversal, siguiendo una adaptación del cuestionario PADS+[6], en el que le han añadido cinco variables que no aparecen en el estudio original y que versan sobre la seguridad vial.

Esas variables añadidas al estudio, caminan en dos sentidos, en referencia al vehículo a utilizar, ya sean turismos o motocicletas (decir que en el lugar de origen de la investigación es muy común el uso de la motocicleta), siendo acertada la inclusión de la diferenciación de ambos vehículos.

A la variable sobre el estacionamiento, implícitamente estamos averiguando una clara falta de empatía hacia los demás usuarios de las vías, así como una evidente despreocupación por las normas que rigen la seguridad vial, entrando en juego la teoría de la asociación diferencial, ya que el conductor antisocial pertenece a un grupo cultural que tropieza con el cumplimiento normativo de la circulación viaria.

Aunque haciendo una crítica constructiva sobre  dos de las  variables del estudio, las referidas a la utilización del cinturón de seguridad y casco de protección. No entiendo su importancia en la averiguación de las hipótesis planteadas, aunque hay algunos estudios que relacionan estas medidas de protección con la “búsqueda de sensaciones” (Jonah, Thiessen  y  Au-Yeung, 2001) o la “impulsividad” (Loo, 1979) pero se refieren en ellos a conductas de riesgo personales, ya que  su utilización  o no, no causa ningún siniestro vial, sólo agrava sus consecuencias[7]. Y no a conductas de riesgo para la seguridad vial, genéricamente hablando. En palabras de Gottfredson y Hirschi,  los comportamientos antisociales y criminales suelen consistir en conductas de fuerza, engaño o peligro, con la finalidad de lograr un beneficio o satisfacción propios, pero sin considerar el daño o riesgo graves que pueda causarse a otros”; reafirman mi ulterior idea de no ser un riesgo para la seguridad vial la utilización o no de los elementos de seguridad mencionados. Son solamente comportamientos ilícitos y no arriesgados para la circulación viaria.

A excepción de lo comentado anteriormente, son acertadas  las variables elegidas, ya que nos pueden establecer una valoración de las características personales del conductor antisocial, aunque para futuras revisiones o réplicas sustituiría las variables referidas a los sistemas de seguridad personal  por variables encaminadas a la averiguación de la agresividad en la conducción, ya que éstas nos darían más información sobre la desviación en el ámbito de la conducción de vehículos a motor.

El estudio es analizado mediante los modelos de clases latentes, no muy extendido en nuestro país, pero que cuenta con una larga tradición en las ciencias sociales, lo que puede suponer un hándicap si no se conoce bien esta herramienta estadística, pero que los autores suplen bien, con una breve explicación de la misma, observando las posibles complicaciones que pudiera tener el lector. Es una herramienta que ofrece importantes ventajas como su flexibilidad para utilizar datos de distinta naturaleza, la posibilidad de incluir covariantes o variables de bloqueos en los modelos, poder hacer regresión de los datos guardados y su adaptabilidad para análisis causales y dinámicos, siendo éstas solamente unas de las ventajas que aporta este modelo.

En principio los autores, según las hipótesis planteadas, tendrían dos clases latentes, los cumplidores y los generalistas, pero al analizar los datos les han llevado a la inclusión de una tercera, los motoristas; no siendo por características especiales de los infractores, sino por el acceso fácil al uso de estos vehículos como he comentado anteriormente. Aunque con la réplica española, se mantienen las tres clases latentes, manteniendo la de cumplidores y la de generalistas se dividen en dos, de alta y baja intensidad, desapareciendo la de motoristas.

Los hallazgos de la presente monografía favorecen, aunque con matices, la hipótesis de la generalidad de la desviación y versatilidad de los delincuentes viales y a rechazar la hipótesis de la especialización. Siendo estos datos contrastados por varios autores, entre ellos Marcus Felson que establece que “los delincuentes activos tienden a ser generalistas más que especialistas”[8].

Para concluir, aconsejo la lectura de la obra, de fácil lectura y compresión, a excepción de lo comentado líneas atrás, sobre un fenómeno que cada vez está teniendo más auge, la delincuencia vial y sus fatídicas consecuencias; y que gracias a estos aportes pueden ayudar a establecer medidas de prevención para una mejor convivencia en el tráfico rodado.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Carreras, J.A. et all (2015). Aspectos criminológicos en materia de seguridad vial. Editorial Criminología y Justicia. 2º edición.

Felson, M. (2006). Crime and nature. Editorial Sage.

Gottfredson, M. y Hirschi, T. (1990). A general theory of crime. Stanford University Press.

Jonah, B., Thiessen, R. y Au-Yeung, E. (2001). Sensation seeking, risky driving and behavioral adaptation. Accident Analysis and Prevention.

Kaiser, G. (1978). Delincuencia de tráfico y su prevención general - Estudios de Psicología Criminal - Vol. XIX. Editorial Espasa-Calpe.

Loo, R. (1979). Role of primary personality factors in the perception of traffic signs and driver violations and accidents. Accident Analysis and Prevention.

Palk, G. R., Davey, J.D., y Freeman, J. E. (2007). The relationship between traffic offending and other general criminal activity: The role of alcohol, time and place. En International Conference on Alcohol Drugs and Traffic Safety, 26-30 de agosto, Seattle.

Redondo, S. (2015). El origen de los delitos. Editorial Tirant Humanidades.

Rodríguez, L. (1989). Introducción a la Criminología. Editorial Porrúa.

Serrano, A. (2006). Introducción a la Criminología. Editorial Dykinson.



[1] Gottfredson y Hirschi, 1990: 91.

[2] Serrano, 2006: 366.

[3] Tamarit y Luque, 2007: 35 y 36.

[4] Rodríguez, 1989: 506.

[5] Redondo, 2015: 32.

[6] Es un estudio de desarrollo realizado durante 12 años y en curso, encabezado por Per-Olof Wikström en Peterborough (Reino Unido) sobre los adolescentes y Jóvenes. Su objetivo es comprender mejor las influencias situacionales en la población objeto, y a saber cómo sus familias, escuelas y comunidades dan forma a su desarrollo social. Para más información: http://www.pads.ac.uk/

[7] Cuello, 2015:107

[8] Felson, 2006: 148